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Elaboración de la Mustard

Elaboración de la Mustard

Puede sonar extraño decir que mi primer negocio no consistía en ganar dinero. Sí, quería algunas monedas brillantes en mi bolsillo y sí que tenía facturas que pagar, pero rara vez comprobaba mi cuenta bancaria o perseguía los pagos que no se habían hecho. El dinero entraba y, por supuesto, salía de la cuenta de mi empresa. Y funcionaba. Casi siempre había dinero para lo que necesitaba, pero la verdad es que no era lo que me excitaba.

En Australia los sueldos son razonablemente altos y los salarios de adjudicación significan que lo más probable es que hubiera ganado más pasta haciendo llamadas de televenta a medias o sirviendo filetes (que es lo que hacía). Así que, si no lo hacía para llenarme los bolsillos, ¿para qué molestarme con esas largas jornadas, trabajando 7 días a la semana y respondiendo correos electrónicos a las 3 de la mañana para ese dulce cliente de Alemania cuyo paquete se fue de paseo?

Lo que me entusiasmaba era trabajar con y para seres humanos de carne y hueso. Claro que trabajaba solo la mayor parte del tiempo, pero a través de los muchos aspectos de la gestión de una pequeña empresa llegué a interactuar con algunas personas muy buenas. Mis clientes me enviaban notas de agradecimiento muy amables e incluso regalos. Acudían a mí en busca de algo especial y, a cambio, yo pensaba que eran especiales y me esforzaba por tratarlos como tales.

Me encantaba crear novedades: nuevos productos, nuevos envases, contenidos para Instagram o expositores para el mercado. Me encantaba nadar en aguas profundas y crecer buscando formas de mantenerme a flote. Recorrer un camino desconocido es tan estimulante como aterrador.

Aprender que el dinero no me acciona el interruptor era algo que sentía que tenía que mantener en secreto. Cuando le confesé a mi muy paciente cuenta que no podía decirle con exactitud lo que había ganado, sentí que debía de estar haciéndolo todo mal.

Así que, suponiendo que necesite dinero (que lo necesito, ¡los niños no son baratos!), ¿cómo hago para que ocupe un lugar más alto en mi clasificación personal de "cosas importantes"? He descubierto que la clave está en reformularlo, en engañarme a mí misma viéndolo desde otra perspectiva. Quiero poder vivir en mi hogar feliz con mi familia, quiero que mi hijo tenga calcetines nuevos para sustituir los que no para de deshacer y quiero viajar, de vuelta a casa, a Inglaterra y a lugares inspiradores. Quiero aliviar el pánico que me invade cuando me preguntan cómo van los negocios o cuando mi padre me pregunta cuánto he ganado este año. No estoy ganando dinero. Gano libertad.

 

Taquillas

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